Desde hace un par de año mis dolores de cabeza han dejado de ser dolores de cabeza. La presión craneal dejo su paso a una cruel migraña o jaqueca, o como quiera que se llame este latido único que merece ser catalogado como una tremenda pisada de elefante en mi cabeza. El pobre enfermero del que Uma Thuman parece encargarse muy bien con la puerta de su habitación. Algo así. Paf, paf... Paf! Algo así. Un presión punzante, una aguja de tejer que entra por una oreja y sale por un ojo. Si, esa es la forma en que quiero que imaginen mis "dolores de cabeza". Y no, no sirven nada que se pueda tomar. Solamente la ingesta consecutiva de dos Cafiaspirina trituradas a mordiscos sobre mi lengua, bajadas con un trago de Coca Cola. Eso primero. Y a la hora siguiente, una nueva pastilla blanca arenosa, y a esperar que mi organismo acepte que hoy... Hoy no es un buen día para morir.
martes, diciembre 02, 2003
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