viernes, marzo 30, 2007

The holiday: Chocolate para el amor

¡Llegó la alegría con el crítico del amor! (?) Hola, mis corazones perdidos, presten atención que los vengo a iluminar un poco. Dicen que el chocolate nos vuelve así como a un estado de ingenuidad loca, nos pone todos relajados y… Bueh, los científicos dicen que es por la feniletalimina (?) que es una sustancia chocolatosa que se encuentra en (redundancia) todos los chocolates en cantidades abismales. ¿Entienden por qué cuando las chicas tienen el famoso "mal de amores" se la pasan comiendo… bombones, helados de chocolate, barras, galletas de… etc.? Porque el químico chocolate te levanta mejor que un Speed con dos Cafias. Y bueh… Y eso es lo que deberían haber hecho Cameron Díaz y Kate Winslet cuando, en los primeros diez minutos de película se pelean con sus muchachos. Pero claro, si hubieran hecho eso, nos hubiéramos quedado sin película. Y no daba, porque la verdad que The Holiday esta muy buena.

Amanda Woods (Diaz) en California y desengañada porque su novio le metió flor de cornamenta y Iris Simpkis (Winslet) en Londres con la autoestima por el piso porque el hombre del que esta totalmente enamorada se casa con otra… deciden hacer un intercambio de viviendas vía mail y esos programas de vacaciones. Entonces, Londres viaja a California y viceversa. Ya cada una instalada en su respectiva posada vacacioneril aparecen los hombres en cuestión que serían: Jude Law y Jack Black.

Como obviamente es una película protagonizada por chicas tenemos la super visión femenina del amor y todas esas paparruchadas cursi que tanto bien le hacen a esta clase películas.

El guión es un clásico (siempre loe s en esta clase de películas). Hay sorpresitas como ver a Jack Black en un género bastante raro para él, pero no lejos de lo que el tipo sabe mejor: y es la música. Otro detalle bastante interesante es el personaje de Arthur un guionista de la edad más grosa de Hollywood, que te pone la piel de gallina.

Las actuaciones son excelentes: Law y Winslet están de taquito, Black la rompe, y Diaz es un bomboncito. Y hablando de bombones, no se olviden de comprar chocolates cuando vean esta película, porque la van a disfrutar mucho mejor.

jueves, marzo 22, 2007

Yes I do

Bueno, la verdad es que estoy fulminado... pero no obstante hace dos días escribí algo y es hermoso, por cierto (?). Lamentablemente es así, en esta especie de relación que tenemos, mis amores, un silencio mío se traduce en ausencia. Ojo que si me apuran escribo un post en blanco y les kb.. En realidad, estoy teniendo unos días de aquellos, pero el pronóstico decía "fuertes chaparrones, despejándose y aclarando a lo largo del día". Y como mi pronóstico biológico no come vidrio, efectivamente fue así, al revés de tu mundo, tontito y tontita.

Entonces voy a hacer lo que mejor me sale. Voy a escribir delirios y jugar al bufón desenfrenado, fuente de inagotable imaginación, cosa que podría hacer hasta... digamos, el lunes que viene.

Que manía que me agarro últimamente por llamarle a todo "escudo". Prometo cortar con esto, muy pronto. Digamos que "los escudos" vendrían a ser el arco argumental de estos primeros seis meses, así que calladitos. Y quiero decir algo: realmente me importan tres carajos los escudos, las creencias, los dolores pasados, porque yo no voy a pagar las cuentas que se vencieron de otros hombres, porque yo no voy a curar heridas, porque el curso de enfermero (aunque no tengo nada en contra de los simpáticos trajecitos que usan las enfermeras) ya lo abandoné hace rato. Y, por sobre todas las cosas, porque sí.

Estoy demasiado fuerte últimamente, dame un mundo y es mío. Lamento decirlo, a pesar de eso, sigo siendo el mismo torpe, atropellado, contradictorio y rey de todos los absurdos, de siempre.

No se ilusionen.

martes, marzo 20, 2007

La mejor fruta

No te quiero mas. En un punto la frase golpea demasiado. Y ahí es cuando descubrimos lo dédiles que somos. Tarde o temprano el espejo nos devuelve esa mirada que nunca deseamos encontrar. Y así, vamos perdiendo pequeñas cosas que nos forjaban. Una canción que ya no escuchamos, una calle que ya no caminamos, un beso que no devolvemos, una pregunta que no hacemos, y ya no la necesitamos más. No te quiero más, aquella necesidad que teníamos en un momento se va. Y empezamos a escuchar música de los '80. Que época. Un negocio que cambia mil veces de vidriera. Y ya no le prestamos atención. Amando queremos demasiadas cosas que bien podrían hacernos únicos, y que nos van formando. Pero qué pasa, cuando ya no queremos más ser únicos. La mejor manzana, dijo el Indio. Pero incluso, esa canción, ya no le escucho más.