Lo primero es quemar las naves. Si, eso primero. Lo segundo, el grito. Pero en silencio, como un aullido-motor de lobo feroz. Una y mil veces necesitabas ese grito. Ese espacio que me permitiría escupir tus palabras al viento. Nada. El otro dìa me dijeron que "nada, sería tan fácil". Pensás que con la misma (o no) facilidad (o no) que entraste (o subiste) podés volver a salir (o bajarte)?
No.
Y si... Siempre nos subestimaste demasiado.
Lo se.
Grave error.
Lo admito.
domingo, octubre 10, 2004
Letanía
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