Ella era bonita, esa clase de belleza bonita que puede encontrarse a la vuelta de cualquier esquina. Era atractiva, semblante sonriente mejillas simpáticas. Ojos moros.
Hubiéramos hablado, lo sé. Estoy seguro que se iba a acercar a pedirme un cigarrillo. La obviedad de su mirada, mirando hambrienta la nicotina que se mezclaba en el aire, era notoria. Hubiéramos cruzado un par de palabras protocolares, y probablemente algunas mas. Estaba en su mirada, y también en la mía, ella lo presentía. Comenzó a caminar hacia mí... Yo mire hacía otro dirección, distraídamente para sorprenderme cuando ella me hablara.
El colectivo frenó. Subí. No, no mire hacia atrás.
miércoles, marzo 10, 2004
La chica en la parada del 71
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