Llego la hora de dejar aquel mundo blanco y sedoso. Las sábanas ya no podía cobijar tanta presión mental. El Señor Competencia se despertó, damas y caballeros.
Volverse loco, pero aquella locura que puede no apreciarse. La que esta delante de los propios ojos de la humanidad. Aquel hombre que podía ser su vecino. Aquella malgastada mascara de carne que sólo servía para que los demás no vieran a quien tenían enfrente. Esa mueca fictica de amistad.
El Señor Competencia se sentía orgulloso de haber podido dividir su mente en pequeñas porciones. Si alguien se hubiera percatado de aquella tarea, si alguien hubiera descubierto la porción de su cerebro que encerraba al germen de la locura, seguramente hubiera terminado todo. Pero no. Los mejores escondites se encuentran a la vista de todos. El Señor Competencia sonreía mientras se vestía. Eso lo hacia feliz.
Llego la hora de dejar aquel cuarto, parecido a todos, y salir a escarbar el mundo de los farsantes.
sábado, septiembre 04, 2004
3/ Su locura interior
Categorías:
El Señor Competencia
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